La adoración a San Nicolás de Tolentino y la panadería son una peculiar relación que vemos presente todos los años en su celebración del 10 de septiembre.
Este es un hecho que deriva de la propia historia del santo, quien en medio de una terrible enfermedad recibió la visita de la Virgen María, le dio instrucciones de mojar en agua un trozo de pan y comerlo para alcanzar la cura.
San Nicolás de Tolentino, que era un fiel devoto y persona dedicada a la oración, obedeció sin dudarlo. El santo encontró en las instrucciones de la Virgen la cura de su mal y posteriormente lo agradeció replicando el remedio y sanando a un importante número de enfermos.
Con este acto Nicolás de Tolentino alcanzó la santidad y por ello todos los 10 de septiembre es recordado con la elaboración de pequeños panecitos que sus fieles reparten a fuera de capillas o templos dedicadas a este Santo.
En la ciudad de Guanajuato, Gto. existen comunidades como “El Cubo”, un pueblo minero ubicado en medio de una sinuosa geografía. El cual, en un acto de resistencia cultural, que lucha contra la perdida de sus tradiciones e identidad, continua con las celebraciones patronales de San Nicolás de Tolentino.
Durante esta lucha se ha enfrentado a hechos terribles y poco conocidos como el robo de su patrimonio arquitectónico, pues el retablo original de la parroquia fue secuestrado por el entonces dueño y concesionario de la empresa minera que operaba en dicho lugar.
Posteriormente la mina fue dejada en el abandono, obligando a los habitantes a migrar en busca de mejores condiciones de vida. Este hecho ha repercutido llevando los fenómenos sociales propios de la migración como la pérdida de población (anteriormente mencionada), así como la asimilación, hibridación o aculturación por partes de los migrantes que regresan o sus familiares.
Finalmente al pueblo llegó, como al resto de los pueblos mineros de México, una empresa minera canadiense; que si bien ha inyectado un importante recurso económico, también es contribuido en rapaz deterioro de la patrimonio ecológico.
Así la celebración de San Nicolas de Tolentino y la entrega del pan es un actos de rebeldía que empodera, genera identidad y herramienta de resistencia social que aleja a la comunidad del olvido