El miércoles 10 de junio me di una vuelta al «VIII Concurso de Cocina Tradicional Otomí» que se realizó en la comunidad de Cieneguilla del municipio de Tierra Blanca, Guanajuato. Este es un evento organizado por el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato, y en él participaron cerca de un centenar de cocineras de los municipios Tierra Blanca, Abasolo y Dolores Hidalgo con platillos rituales o cotidianos de tradición Otomí, así que como aquellos que con el tiempo se han vuelto usuales dentro de su comunidad.
La dinámica del concurso es simple: pueden participar todas aquellas personas que pertenezcan a la comunidad otomí del estado de Guanajuato, debe presentar su platillo junto con la receta por escrito que se entrega en la mesa de registro.
La variedad de platillos es enorme y además de ser otomíes, todos tuvieron como común denominador el ser creados con ingredientes de la región y en su mayoría silvestres. Algunos de los platillos que se puedo eran degustar en este VIII Concurso fueron:
Caldo de Rana (platillos creado con ranas de río y hierbabuena), Mole de Correcaminos (elaborado solo con chile y semillas), tantarreas en diferentes guisos, mole de paloma, pastel de nopal, tamales de guamishi (el fruto de la biznaga), Pulques, colonches aguas de distintos sabores, entre muchas otras cosas.
Quiero concluir esta entrada felicitando al Instituto Estatal de Cultura por contribuir en el rescate, de las tradiciones gastronómicas, hecho de verdad significativo. Sobre todo cuando en contra parte existen programas gubernamentales cuyo objetivo es únicamente la creación de productos turísticos, sin importarle que atentan contra la identidad y el patrimonio cultural intangible del estado de Guanajuato.
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