Para muchas personas al hablar de agua quina, la cabeza nos llevará directo al refrescante mundo del gin tonic, sin embargo, esta bebida es mucho más que un mezclador para la coctelería. Es por ello quiero dedicar unas lineas para conocer más sobre ella, pues posé una apasionante historia que, comienza con curanderos tradicionales en las selvas del Perú, para despues convertirse en un remedio que viajó por el mundo para combatir un pandemia sanitaria.

¿Qué es la quina?

La quina o tónica, es un agua carbonatada que, tiene como componente principal un alcaloide obtenido de la corteza de un árbol medicinal de origen andino, el cual ofrece propiedades digestivas, nerviosas, antipiréticas, analgésicas y antimalaria. Su nombre científico es Cinchona officinalis, es una especie que se encuentra en la selva lluviosa de la Amazonia. Y su consumo forma parte importante de la visión cosmogónica para los habitantes de esta región. Destacando de manera particular el caso del Perú, donde la quina es el árbol nacional y forma parte de la iconografía de su bandera. Es por ello, este será el punto geográfico de partida para nuestra historia.

Para los pueblos originarios del territorio que hoy abarca la nación peruana, la corteza de quina era un remedio tradicional bien conocido por sus altas propiedades terapéuticas. Pero a la llegada de los españoles, este medicamento fue utilizado para combatir la malaria, sobre este echo destaca el caso de Ana de Osorio Condesa de Chinchon, quien era esposa de Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, cuarto conde de Chinchón y virrey del Perú entre 1628 y 1639.

Según cuenta la tradición oral, doña Ana de Osorio, enfermó de malaria y los médicos españoles no tenían medicamentos para tratar la enfermedad, ocasionando un fuerte deterioro en su salud. Fue entonces que en su desesperación, el virrey llamó a un curandero tradicional. Él le aplicó quinina logrando la recuperación de la Condesa.

Los medico españoles quedaron sorprendidos y maravillados con el remedio y lo bautizaron como “polvos de la condesa”. Fue tal su popularidad, que desde el siglo XVIII la Botica Real de Madrid ordenaba que un porcentaje de la quina extraída de Perú y Ecuador se deposite en sus almacenes. Sin embargo, pese a su popularidad, no era del completo agrado de los científicos y médicos de la época en España.

Si bien hay dudas sobre la veracidad de la leyenda de la Condesa de Chinchona, es relevante porque algunos años más adelante, el naturalista sueco, Carl von Linné registro en en Species Plantarum que,  género  como Cinchona y a la nueva especie como Cinchona officinalis, nombre con el que se les conoce hasta ahora.

Un siglo más tarde, y ya comprobados los efectos curativos de la Cinchona officinalis, su estudio continúo por toda

Europa. Fue entonces que, el botánico inglés, Hugh Algernon Weddell, llevó a cabo una misión para estudiar las quinquinas en Sudamérica. Distinguiendo 19 especies, entre las que desatacó Cinchona calisaya, por su alta concentración de quinina, y misma que sería cultivada a escala en Asia, para hacer frente a la pandemia de malaria en este continente.

Años más adelante, ya con florecientes arboles de Cincona por toda asía. El inglés William Cannigton observó las propiedades curativas de la quina en la india, y a su regreso a Inglaterra, decidió tomar la patente que Johann Jacob Schwepp hizo en 1738 (un método industrial para elaborar agua carbonatada) y mezclarlo con quina para crea la Cunnigton indian tonic. Un tónico utilizado para contrarrestar los efectos de la malaria.

La bebida se popularizó en toda Europa, pero en esa época la tónica contenía mucha quina por lo que tenía un sabor muy amargo, así que medida para mejorar el sabor, fue reducir la quina y añadir azúcar y críticos. Fue entonces que la bebida se alejó de su esencia medicinal, para convertirse en una bebida de uso recreativo.

Hoy el agua tónica contiene un máximo de 83 mg de quina por litro. Y para un uso terapéutico, es necesario consumir un promedio de 100-500 mg de quina por día. Por ejemplo, para prevenir la malaria es necesario ingerir una aproximado de 2100 mg de quina por día.

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