Guanajuato está compuesto por un complejo enramado de calles, callejones y túneles que, la convierten en una alucinante ciudad laberinto. En ella la magia se extiende a cada uno de sus rincones, llenos de peculiares leyendas construidas a lo largo de su devenir histórico.

Como uno de sus grandes ejemplos encontramos al Callejón de la Cabecita, una vialidad peatonal que conecta la Plaza del Baratillo con la Plaza de Mexiamora. Donde su histórico piso de cantera fue testigo de una revuelta organizada por mineros, campesino e indígenas que, furiosos protestaban contra la orden de expulsión de los Jesuitas de la entonces Nueva España.

Los levantamientos y enojo de los más desprotegidos fue creciendo, por ello los representantes de la Corona Española en la Intendencia de Guanajuato, decidieron establecer un castigo ejemplar para quebrantar los espíritus insurrectos. Fue así que, aprendido Juan Cipriano, minero de oficio y uno de los lideres de las revueltas en favor de los integrantes de la orden religiosa.

Juan Cipriano fue decapitado y su cabeza se mandó empalar para colocar en el centro de un callejón y que todos los transeúntes vieran cuál sería su final de seguir en con las revueltas.

Finalmente la cabeza fue retirada. Pues lejos de inspirar temor, comenzó a despertar admiración y fe. Incluso, había quienes aseguraban que la cabeza era milagrosa.

Pasaron muchos años para olvidar aquel episodio, pero al final el callejón fue nombrado oficialmente como Cabecita y además hoy en día continúa funcionando como un espació de resistencia social.

¿Cómo que de resistencia social?

la cabecita es sede un puesto comida callejera que, históricamente han utilizado como una herramienta para fortalecer el patrimonio económico familiar, al mismo tiempo que proveen a trabajadores o estudiantes de comida sana, y sobre todo, mantiene vivas tradiciones de la Gastronomía Mexicana.

En principio es un hecho que, diversas mujeres solteras o madres de familia, han utilizado a la venta y preparación de comida como un elemento para alcanzar su independencia económica. Logrando con ello romper un paradigma de dependencia, y así contribuir a su empoderamiento personal.

Esta comida, también es una alternativa nutricional. Ya que, comer gorditas con guisados de elaboración casera como: nopales, diferentes tipos de carnes en salsa, papas, huevos o garbanzos, es tanto saludable como económico. Es decir se contraponen al consumo de los alimentos industrializados que deterioran nuestra salud y abonan a nuestra soberanía económica y alimentaria.

Finalmente, y no menos importante, estas señoras son cocineras tradicionales, poseedoras de conocimiento y técnicas que les fueron heredadas por otras generaciones, contribuyendo con ello en mantener vivo a nuestro patrimonio gastronómico.

No olvides continuar recorriendo Guanajuato por sus calles o callejones para encontrar historias que nos inviten a imaginar o recordar, pero sobre todo a conocer y probar a esta fantástica ciudad.

Deja un comentario